Las entrevistas de -No se puede vivir del amor-
Franco se define como periodista cultural aunque se nota que las definiciones y los rótulos no son de su preferencia. Es que dialogar con este graduado en Letras, periodista y conductor, es conversar con alguien cuyas reflexiones siempre sorprenden e invitan a reflexionar sobre lo que considerábamos ya analizado.
Torchia le da una vuelta más a las cosas como si buscara la síntesis final de una dialéctica que pareciera nunca acabar y en el proceso se divierte, nos provoca y nos recuerda que hay temas que merecen ser escuchados y visibilizados.
Actualmente conduce el programa de radio “No Se Puede Vivir del Amor” que se transmite de lunes a jueves de 00 a 2 am por AM 1110 de la Ciudad de Buenos Aires, y acaba de presentar su libro electrónico “Orgullo y Barullo”, que contiene entrevistas del programa.
«Orgullo y Barullo» fue publicado por el sello Indie Libros y ya está disponible en el sitio Leamos.com (y en Bajalibros.com también).
Actualmente, esta disponible en el siguiente link:
https://www.leamos.com/ar/books/1191443/orgullo-y-barullo-las-entrevistas-de-no-se-puede-vivir-del-amor
«Del repertorio de entrevistas realizadas desde comienzos del año 2013 en el ciclo No se puede vivir del amor en LaOnceDiez (AM 1110), Orgullo y barullo elige sólo algunas. En consecuencia, omite. Las conversaciones seleccionadas contienen valores y preguntas, densidad y certezas, estudio y arrebato.
Para un programa de radio que convoca artistas, activistas, intelectuales e historias de vida, las posibilidades son numerosas y las direcciones también. Por eso, éste es un (¿primer?) recorte que busca prestar especial atención a las inquisiciones del tiempo presente, con el deseo de que en un futuro, a sucesivos volúmenes, ingresen otras conversaciones producidas en la audición.
El palabrerío, el corpus conceptual, las consignas y proclamas de los activismos sexogenéricos y corporales obligan a redefinir el trabajo periodístico de quienes usamos esos materiales. El punto cardinal de este libro es intentar aumentar los recursos. Poder decir más y poder decir mucho mejor. Que el guión de los nuestros sea del todo nuestro guión; que el afano sea lícito y que el robo del siglo sea a nuestro favor, porque hacemos cuando decimos y fuimos (des)hechos por lo que nos dijeron.
Así, con Orgullo y barullo el objetivo es extender categorías y reformular el lenguaje. Comunicar disidencias es también ser disidente en la comunicación, y No se puede vivir del amor carga con una particularidad que refuerza este compromiso: es el único programa de radio sobre diversidad sexual que se emite de forma diaria en el mundo. Y en una radio pública, la primera de la Argentina, la Radio de la Ciudad de Buenos Aires.
Una conjunción de factores semejantes obliga a extremar el carácter eminentemente ético del espacio. La noción de “orgullo” y la noción de “barullo” no sólo remiten a una marcha. Reenvían a la tradición de la radio ambulante, del batifondo de altoparlantes, una radio abierta con lectura de demandas. Radio rebelde que expande aseveraciones cercanas a la clandestinidad de la medianoche y la primera parte de la madrugada, horario en el que, desde hace siete años, No se puede vivir del amor propone que nos encontremos.
Orgullo y barullo podría ser experimentado como sonidos de una movilización social o notas de un recital que llegan desde lejos, mientras en el estudio, con la formalidad de su arquitectura, imaginamos un control tomado por gritazos, furias y penurias. “Tener un cuerpo es ser descriptible, creable, alterable y vulnerable”, dice la ensayista estadounidense Elaine Scarry en The body in pain, citado por el escritor argentino Marcelo Cohen en el libro más bello que leí en este tiempo, Un año sin primavera (Entropía, 2017).
Las palabras tienen cuerpo. Nosotros también. Entonces, que “la cuerpa” de este libro sea también alterable y creable: tenemos que llevar lejos lo que en estas páginas dicen quienes dicen. Y, como siempre en nuestras vidas, tenemos que salir de acá.» Franco Torchia. Septiembre de 2019.
Fuentes: La Jornada Web & Leamos