Por Christian Rodriguez.
Es Navidad y la familia abre los regalos en un living decorado con árboles y lucecitas. Se ve a una adolescente trans, incómoda, raspándose las uñas pintadas, escondiéndolas en la manga del pulóver, hasta que el padre (o algún hombre mayor miembro de la familia) le alcanza un paquete con su regalo. Y se lee la frase «deja que los regalos hablen».
El comercial, corto, efectivo, potente es de la empresa sueca Elgiganten, que vende productos electrónicos.