martes , 1 abril 2025

A solas con Camila Sosa Villada

Qué secreto se oculta en mi gran admiración hacia Camila Sosa Villada. Un impensado e imposible amor, quizás un deseo reprimido de ser quien ella es o un huérfano y tormentoso pasado en común. Lo cierto es, que ese despertar desconocido hacia ella, me lleva a entrevistarla y dar origen a esta nota.   

El bicho de la curiosidad salió de su cascarón inmediatamente dando origen a una inquietante admiración. Recuerdo que desde la tercera fila de un teatro, entre tangos y sollozos de negra, mi voz quería tomar valor. Me carcomían las ganas de titubear alguna frase de admiración. Pero cuando Camila dejó de llorar ríos y las luces se apagaron, mis palabras se acobardaron y fueron lo suficientemente vergonzosas como para no salir. Y ese bicho, que se despertó entre sobresaltos, no fue ni mariposa ni tomó vuelo.

Un año después volvió ese incompresible anhelo de entablar un dialogo con Camila. Un examen de la facultad  fue el pretexto perfecto para poder tener unos minutos de sinceridad. Su respuesta me sorprendió gratamente y su presencia no se hizo rogar. Mi cabeza se volvió una especie de carrusel.  Era imposible dilucidar el motivo por el cual, la gran Camila había aceptado ser entrevistada por un ínfimo estudiante de locución. Todavía ese misterio sigue latente, firme como el continuo agradecimiento a tanto desinterés y generosidad de su parte.

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“Tengo una madre maravillosa, tengo amigos maravillosos también. Amé mucho y nunca fui correspondida. Siempre me importó todo muy poco, la verdad. Siempre hice lo que quise, como quise y cuando quise. Eso lejos de parecerme un defecto, me parece una virtud en una persona que no tiene hijos, que no tiene pareja, que no tiene que rendirle seguridad a nadie. He vivido mi vida como he querido”.

Jerónimo:  «Ser travesti es ser actriz las 24 horas del día.»

Camila: Es un poco poético eso que dije. Sí, puede que sea así. Para mucha gente debe ser así.

J: ¿Por qué elegiste llamarte Camila?

C: Apenas me empecé a travestir, a los 16 años, me hacía llamar Valentina. ¿Por qué? No sé. Después vi la película en donde actúa Isabel Adjani que es divina y me dije: ¡Qué hermosa!. Un poco de vanidad. Un arranque de vanidad.

 

“Llórame un Río”

Un unipersonal en el que coexisten Tita Merello y Billie Holiday –artistas emblemáticas de la música– y la misma actriz, una travesti que interviene como narradora. Atravesando los asuntos de la discriminación, la pobreza, el amor, la fama y la soledad, se mezclan –entre similitudes y diferencias– a orillas de dos ríos que vieron nacer el tango y el blues.

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J: Llórame un Río” tuvo críticas encontradas. Amor por parte del público, pero qué ocurrió con la prensa.

C: Tuvimos una sola crítica fea que fue la de Celina Alberto de “La Voz del Interior”. Me parece que no le gustó. Esa fue una función, específicamente a la que ella fue, teñida de miles de errores que pasan en el teatro y que son humanos.

Pero después por suerte, estuvimos haciendo funciones en Londrina, en Brasil. Recuerdo que al terminar una función, se acercó una viejita de unos 80 años y me dijo: -“Nunca vi algo que me hiciera poner la piel de gallina como me la hiciste poner vos”. Mirá que linda crítica, de una mujer que la vio en castellano a la obra, ya que no la subtitulamos y que entendió ese mambo de mezclar a esas dos mujeres…

Después hay malas lenguas en el ambiente del teatro.

J: Volver al escenario con la misma obra, es en parte una manera de reivindicar esa mala crítica que tuvo esta periodista.

C: No, para nada. No le reivindicaría nada a ella. Con la obra “Carnes Tolendas”, descubrí que a las personas les gusta ver algo que emerge, pero se aburren de verlo ahí arriba. Disfrutan del éxito de alguien que se supone, tiene que ser un fracasado en la sociedad, como me pasó a mí y de repente, cuando esa persona ya logró salir de ese pozo, les interesa poco o nada que se mantenga. Yo lo que no hice fue dormirme en los laureles y seguí trabajando quizás, mucho más. 

“Mía”

A orillas del río se ha creado un asentamiento habitado únicamente por travestis y homosexuales, la Aldea Rosa. Ale es una de las chicas trans que vive allí. Ella trabaja como cartonera, y en su recorrida diaria encuentra en la calle el diario íntimo de Mía, una joven que ha muerto dejando solos a su marido y a su pequeña hija Julia. La empatía que siente Ale con Mía al leer el contenido del diario, y el deseo de ocupar su lugar, la llevarán a descubrir su verdadera naturaleza.

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J: En la película “Mía” interpretás a una travesti que se dedica a cartonear pero que al encontrarse con una niña llamada Julia, su vida empieza a cambiar.

C: Cuando me llamó Javier Van de Couter (Director) para estar en la película, me había dado, en primer lugar, un papel secundario, otro papel que a mí me gustaba mucho, porque me cerraba como esa cosa sórdida que tenía una villa habitada solamente por travestis.

Esta travesti que se cruza con una nena que tiene un padre alcohólico, una madre que se suicidó, me pareció que había algo muy potente en la historia. Después los guionistas y los directores tienen la posibilidad de hacer algo potente, un desastre o volverlo mucho más maravilloso.

Cuando empecé a hacer los castings, que hice dos, ya vi que era para el personaje de Ale, que tenía algo muy difícil de interpretar; ser enteramente humana. Una persona con las mejores cosas que tiene el ser humano.

Me emociono cuando lo digo porque parece que a los actores nos tienta mucho desfasarnos, hacer escándalos, tirar los platos… eso es muy lindo de interpretar. Pero contar con una mirada, eso ya casi no se hace, porque el ritmo de los tiempos que corren no deja que todo tenga su propio peso, que se manifieste así.

Ale era un personaje que miraba, que contemplaba y que tenía como un mundo muy rico por contemplar. Dije que sí, así sin pensarlo.

J: Ale cuenta de manera anecdótica el momento en que deja la bombacha de gaucho para ponerse la pollera de paisana. ¿Recordás con humor la etapa de tu vida en que decidiste travestirte?

C: No. Lo recuerdo con mucho dolor, con mucho rencor, con mucha amargura.

Fue muy amargo, esa es la palabra. Yo era muy chica, me pasaron cosas muy feas, muy violentas por culpa de estar desamparada de mis viejos, por estar desamparada de la gente grande que permitía que me hicieran esas cosas. Era muy legítimo, en ese pueblo donde había 5000 habitantes, torturar a la primera travesti que había. Yo no tengo más que dolor de todo ese momento. A la vez fue muy paulatino, me empecé a travestir para salir a bailar de noche, nada más. Recién a los 17 años empecé como a animarme a vestirme de día.

Nunca oculté mi deseo, era una criatura, esa es la palabra, una criatura que tenía muy en claro que quería ser en la vida pero en el momento en que tomé la decisión,  todo el mundo me desamparó… y me pasaron cosas muy feas por eso.

 

Una Pausa del autor…

Acá quiero poner un paréntesis en la entrevista y contar un poco de ese torbellino de sensaciones que se iba apoderando de mí. Adrenalina, regocijo, nervios y demás yerbas… pero en el preciso momento en que Camila se desnudó frente a mí con tan cruda historia y al mismo tiempo con tanto desprendimiento,  sentí un vacío tan grande. La nada misma dentro de mi pecho producto de reconocer las injusticias de la vida, el maltrato gratuito, esos sin sabores que por ser gay hemos degustado con resignación y que en cierta manera nos hermana.

J: “Mía” se filmó en el momento en que se estaba debatiendo la ley de identidad de género y hoy gracias a Dios es una realidad.

C: Yo estaba actuando en “Carnes Tolendas” cuando dijeron que se aprobó la ley. También me encontraba arriba de un escenario cuando se aprobó la ley de matrimonio igualitario.

Con los tiempos que corren y como estamos organizadas, comparado con el pasado, estamos en un paraíso. Hasta el año 2005, era una violencia en la calle, una violencia masculina sobre todo, que ahora me parece como un cuento de terror. Hermoso saber que las chicas tienen su DNI con el nombre que ellas mismas quieren.

J: En tu vida personal, la ley generó algún cambio.

C: No. Supongo que para viajar, por ejemplo es una comodidad ir a un aeropuerto con tu DNI y no causar un desastre porque están tan paranoicos que al ver una persona rara se ponen nerviosos.

J: Tu personaje pide dos deseos, completarse como ser humano porque se sentía incompleta en este mundo y ser quien quiere ser. Los compartís o tenés otros deseos para tu vida.

C: Salud, dinero y amor para mí y todos los que aprecio.

J: ¿Y el amor?

C: El amor, nada. Está enterrado. Está por ahí. (Risas) No tengo suerte en el amor.

 

“La Viuda de Rafael”

Una historia de amor que atraviesa la muerte para afianzarse a la vida, enfrentando los prejuicios sociales. La pasión de Nina por Rafael muestra una vez más, que el amor entre dos personas no depende de su identidad sexual y que gracias a la sanción de la ley de Matrimonio Igualitario, Nina logrará finalmente ser reconocida en todos los aspectos como lo que es: la viuda de Rafael.

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J: Contanos de tu protagónico en “La Viuda de Rafael”, el unitario que se emitió por la televisión pública.

C: Es otra de esas historias potentes, en esta caso contada antes de la sanción del matrimonio igualitario.

Nina, que es a quien yo interpreto en la historia, es una transexual que está en pareja desde hace 15 años con un hombre, el cual tiene mucho dinero. Son una familia, viven juntos, comparten un grupo de amigas muy sólido pero en el primer capítulo, Rafael sufre un accidente y muere.

La familia de él saca a Nina de la casa y la deja en la calle, sin nada.  La historia es la lucha de este personaje por recuperar los bienes materiales y su lugar como viuda.

J: El unitario tiene un claro mensaje a la sociedad. ¿Cuál es el mensaje que vos querés transmitir?

C: A mí, eso de andar pensando si quiero transmitir algo o no quiero transmitirlo, no me lo planteo con esas palabras. Pero sí me gusta, que me parece que hace cualquier expresión artística, hacer del mundo un lugar más bello y un lugar mejor para la gente. Si hay algún propósito, es ese y no otro. 

J: Trabajar con grandes como Rita Cortese, Gustavo Moro, Fabián Gianola, Luis Machín. Seguramente debe haber lindas anécdotas para contar que ocurrieron durante la filmación.

C: La frase de la filmación fue una que dijo Rita: “Trabajemos con elegancia”. Me pareció genial. Una verdad para aplicarla en la vida.

J: Se aprende muchísimo trabajando con grandes actores.

C: Lo que me pasó la primera vez que los vi actuando a Rita y a Luis fue que había algo de la madurez y de la sabiduría de estas personas que se instalaba en el set, como un respeto y un silencio. Un respeto por lo que estaban haciendo, por su trabajo, porque generalmente a los actores al ser humanos se los descuida un poco. El sonidista si hay un ruido en el set, para la filmación y se termina todo. Estos actores tenían esa presencia que hacía que todo el mundo guardara silencio y eso me parecía maravilloso.

J: Hablando con Gustavo Moro, me pidió que te dijera: “Revientame”

C: Es un bolero que inventamos juntos en los camarines de “La Viuda de Rafael”  y es muy subido de tono por eso no te lo canto (Risas).

“Carnes Tolendas”

Una travesti se confiesa. Atrapada en el universo de las pasiones lorquianas, que dan cuenta de su propia vida. El Testimonio de un cuerpo donde habitan lo masculino y lo femenino.

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Y cuando Camila se retiró comprendí que esa inquietante picazón que me generaba su nombre y que tanta intriga me causaba no era ni más ni menos que lo que un gran artista produce en el espectador: admiración plena.

Y seguiré acechando sus pasos, disfrutando de cada uno de sus intentos en tratar de convertir a este mundo en un lugar mejor pero con el orgullo de saber que pude, en cierta manera, dar alas a ese bicho de la curiosidad que me llevó a conocerla.

 

Jerónimo Bernabé, escritor
jerobernabe@gmail.com

 

International Gay & Lesbian Travel Association

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